el discreto encanto de la oscuridad
Ya lo he dicho, mis ojos son cada dia mas decorativos, que funcionales.
Mi oftalmóloga (que esta buenísima, no es que sea buena) desde hace mas de un mes, ya no sabe que pasa.
Me ha mandado varias gotas para los ojos, y me ha conminado con tono autoritario, que debo ponérmela en los ojos.
Le he dicho, que si, claro que si.
Pero soy de un cobarde que da miedo.
De verdad, casi no me las pongo. He tratado, me he dicho que un macho como yo debe ponerse esas gotas en los ojos sin pestañear.
Pero creo que no soy tan macho como me imagino.
Mañana me darán los nuevos lentes, cada vez mas gruesos.
Los ojos continúan ardiéndome.
Cada dia pasó menos horas leyendo, y mas en la oscuridad. La oftalmóloga (que esta buenísima) comienza a sospechar que no me estoy haciendo el tratamiento.
No puedo dibujar.
No puedo morbosearme a las mujeres en la calle.
Tampoco a la oftamologa (que esta buenisima)
Eso es lo peor.
A la hora de estar leyendo, el ardor se hace insoportable.
Busco el frasco de gotas, me auto hipnotizo para hacerlo, levanto el frasco, abro los ojos, pero estos se resisten. Con la otra mano, los mantengo abierto a la fuerza. Pienso que el hipnotismo no es muy efectivo.
Levanto la mano, Apunto con calma.
Y al momento de caer la gota. Cierro los ojos. El remedio se escurre por mi cara. Otra vez.
Cada dia estoy mas convencido que Fernado vidal Olmos, no estaba tan loco. La secta de los ciegos tiene algo que ver con todo esto.
Descanso un rato, pensando en mi cobardia.
Se pasa el ardor, con hielo sobre los ojos, viejo remedio sacado de una clase de neurotransmisores.
Intento seguir leyendo. Ya se me olvido que leia. No quiero empezar de nuevo.
Comienzo a escribir este post.
¿autolamentacion?
No, eso seria escribir sobre mi hija.
Me vuelvo a sentar a tratar de terminar esto, luego de otra seccion de hieloterapia.
Me doy cuenta que estoy mas incoherente que de costumbre.
Quizas eso sea bueno. Para encontrar el tao no se debe pensar mucho.
Los ojos. Comprendo a Sastre y su obsesión con ellos.
No tengo el valor de decirle a la oftalmóloga (que esta buenisima) que no me puedo hacer el tratamiento.
Lo mejor que puedo hacer es mandarla para que encuentra la respuesta a ESTA pagina.
La oscuridad no es tan mala como la pintan.
filosofia, filosofia,
literatura, literatura,
Etiquetas: dibujos, literatura, ojos, Otras cosas, personales, relatos
3 comentarios:
Confieso que en lugar de recordar de primero el Informe sobre ciegos que es parte de la genial Sobre Hèroes y Tumbas de Sàbato, lo que recordè fue un episodio de Friends. Donde una de las chicas tenìa tu mismo problema.
Igual cuìdese la vista, estimado.
Saludos,
Què vaina! ojalà te cures...pronto.
Si tienes los ojos tan jodidos, entonces te toca la tortura del tratamiento. Sé que es una ladilla, pero piensa en dos cosas:
En Maryeu, que te tiene que cuidar y aguantar día a día. Sé macho y abre los ojos. Porque no se trata de oscuridad, sino también de silencio en tu caso. ¿Vas a dejar oxidar tus palabras por tu dejadez?
En que no es tan duro como si tuvieras un herpes o una hemorroide sangrante y te tuvieras que echar cuchillo en tus partes íntimas. He visto eso en muchos allegados, quienes le temen hasta a un salpullido porque se imaginan que los volverán a electrocutar con una varilla electrica o echar ácido en las bolas. O en el caso de la hemorroide que le van a meter un cuchillo en el trasero.
De verdad lo siento, Luis. Qué calvario para tí y para Maryeu. Sé que es tener una condición médica... una ladilla.
También qué irónico: cada uno de los que solemos comentar en este blog hemos tenido nuestra cuota de dolor físico. Sin querer estamos convirtiéndonos en la liga de bloggers intelectuales atormentados... lo cual no me gusta mucho que digamos :(
Queda de ti publicar este comentario o dejarlo para tu consumo personal.
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